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La solución para crisis del agro no es bloquear los TLC

27 de agosto de 2013. Conocedores y dirigentes del sector dicen que el problema es la falta de políticas para competir.

Uno de los temas que ha salido a relucir en medio de las protestas del paro agrario, es el impacto que aparentemente han tenido los acuerdos de libre comercio en la producción nacional.

Hace más de un año están abiertas las puertas para los productos de países fuertes en el agro como EE. UU. y Canadá, y el resultado es el siguiente: según las cifras del Ministerio de Comercio y del Dane, en el 2012 las importaciones de productos agropecuarios y agroindustriales subieron 1,7 por ciento.

Allí, las provenientes de Canadá crecieron 16 por ciento y las de EE.UU. cayeron 7 por ciento.

Ahora, en el primer semestre de este año aumentaron 0,4 por ciento las compras de este tipo de bienes y, mientras que cayeron los envíos desde Canadá, casi que se duplicaron los que provienen desde EE.UU.

Esto sugiere que no hubo una ‘inundación’, sino que los estadounidenses sustituyeron a otros proveedores.

La situación no es homogénea, pues aparte de los productos agroindustriales, los únicos que aumentan son las partes de pollo, la carne de cerdo, el arroz, la soya, el algodón y el atún.

Visto más allá de los números, en lo que coinciden diversas fuentes consultadas por este diario, es que el problema no son los TLC, sino la ausencia de políticas que ayuden a desarrollar el sector agropecuario.

Andrés Espinosa Fenwarth, exjefe negociador del Ministerio de Agricultura, dice que el inconveniente no son los acuerdos comerciales, pues las importaciones de los productos considerados sensibles no llegan ni al 4 por ciento de la producción nacional, aunque considera que la tarea en este frente es larga. “El Mincomercio debe promover los acuerdos negociados hasta ahora y evitar poner en riesgo el agro en el marco de la Alianza del Pacífico. Por el lado del Minagricultura, es clave volver al camino de la apuesta exportadora, es decir la definición de un grupo selecto de productos que tengan posibilidades y direccionar los instrumentos de política para fomentar las áreas dedicadas a la exportación”, afirma.

En el caso de la papa, sí se ha visto un incremento de las importaciones, pero en su mayoría se trata del producto procesado, que no necesariamente compite con la papa fresca.

Pero desde hace mucho tiempo se veía venir la competencia de los lácteos de EE.UU. y de Europa, por lo cual el Gobierno debió haber adoptado las medidas de apoyo necesarias, explica Saúl Pineda, director del Centro de Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario.

“Cualquiera que sea el impacto de los TLC, el país reclama una política de desarrollo agrícola integral y, entre tanto, se pueden utilizar las medidas de defensa comercial”, dice.

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