Las organizaciones en la actualidad deben de ser competitivas y agregar valor a las relaciones con sus grupos de interés. Una manera de lograrlo es con el compromiso de directivos y colaboradores, quienes a través de procesos innovadores buscan proyectar la compañía y adoptar caminos que estén orientados al desarrollo económico y social de las empresas.
Innovar proviene del latín innovare, que hace referencia a cambiar o afectar las cosas generando novedades. Es importante mencionar que la innovación ha existido desde inicios de la historia de la humanidad, lo que es realmente nuevo es su estudio, valoración y aplicación, pues ha tenido su auge en el análisis económico y las estrategias del sector.
Las compañías actuales para poder subsistir en el mercado competitivo y cambiante, no solo deben de ser eficientes y operativas, sino que deben estar a la vanguardia de las tendencias propias del sector de desarrollo, en otras palabras, organizaciones innovadoras que promuevan una cultura y visión compartida que satisfagan las necesidades de los clientes y que permita ir mas allá de la simple venta, son empresas llamadas a mantenerse en el mercado.
Conocer las necesidades, gustos, hábitos de nuestros clientes es una herramienta fundamental a la hora de dar valor agregado a nuestros productos y servicios, generando una mayor satisfacción y diferenciándonos de la competencia con un enfoque orientado al servicio al cliente.
Los avances tecnológicos y el desarrollo de las tecnologías de la Información y la comunicación le han dado a las organizaciones grandes avances y retos, pues se disponen de múltiples herramientas de gestión interna y externa de clientes y colaboradores que facilitan el desarrollo de procesos y tareas propias del quehacer laboral, innovación que se ve reflejada en el posicionamiento y reconocimiento de las compañías en su entorno.
Estos avances y cambios constantes exigen contar con equipos de trabajo preparados y capacitados para enfrentar los diferentes desafíos de la gestión organizacional que exige simplificar tareas para obtener mejores resultados, una cultura de la planeación e innovación, donde hacer la diferencia con altos estándares de calidad sea el objetivo más importante para el desarrollo de la empresa.
Una organización innovadora es la que cuenta con los colaboradores y equipos de trabajo más comprometidos, aquellas donde se gestionan los riesgos y se minimizan como insumo para la toma de decisiones y donde el trabajo diario resuelve problemas y satisface las necesidades creando estrategias innovadoras para el perfeccionamiento de productos y servicios pero ante todo empleados capaces de adaptarse al cambio permanentemente como elemento diferenciador para el mercado, la competencia y un Liderazgo innovador.
La realidad es que si queremos impactar en nuestro sector de producción o servicio es necesario tener estrategias innovadoras que nos haga líderes del mercado, ir más rápido que la competencia buscando interactuar con nuestros clientes como proceso de gestión organizacional que promueva la fidelización de la marca.
Es claro que convertir su empresa en una innovadora es un proceso que implica planeación, desarrollo y paciencia a la hora de ver la innovación como renovación y mejora continua en los procesos, productos y servicios, explotando las oportunidades que ofrecen los cambios para generar una cultura organizacional que se adapte con facilidad a los cambios y exigencias actuales.
La innovación permite mejorar productos y servicios, desarrollando procesos de adaptación y anticipación a los cambios del ambiente renovando las ventajas competitivas en el momento propicio para crear capacidades tecnológicas y productivas necesarias en el marco empresarial.
La gestión del talento humano es un aspecto de vital importancia a la hora de obtener resultados positivos en cuanto a innovación se refiere pues es el espíritu y actitud de los colaboradores el que permite proyectar la organización como innovadora, pues es a través del trabajo continuo y el quehacer laboral que los empleados aportan al desarrollo y progreso de la compañía.
La innovación implica que las organizaciones descentralicen sus actividades y den autonomía a sus colaboradores para que aporten de manera directa en todos los procesos de la empresa y en la toma de decisiones, entendido esto como un estilo de dirección y gestión que fomente la creatividad y el sentido de pertenencia de los empleados como herramienta para innovar y obtener resultados a mediano plazo.
Cabe anotar que el mercado es quien determina que tan innovadoras deben ser las empresas y es en esta premisa donde radica cuál es la ruta que cada organización debe tomar para el desarrollo y evolución de sus productos y servicios, además de tener en cuenta como insumo primario las necesidades de los clientes actuales y potenciales estableciendo estrategias que apunten al cumplimiento de los objetivos y metas trazadas.
La creación de nuevos productos, el desarrollo de procesos son algunos de los elementos que a la hora de hablar de innovación en las empresas se hacen importantes, pero hay que tener claridad de que esas exigencias responden a procesos planeados y proyectados en el tiempo y a estándares de competitividad, recursos y tiempo.
Innovar organizacionalmente es buscar mejorar el modelo de negocio que tiene la compañía, realizando cambios significativos en los procesos internos, servicios, productos, tecnología, modelos económicos, gestión del talento humano entre otros, que a su vez se reflejan en la propuesta de valor que la empresa pone a consideración de sus clientes, con el fin de ser eficientes y posicionarse en el mercado o fortalecer y crear uno propio lleno de oportunidades.
La innovación al igual que el desarrollo de conocimientos juega un papel determinante en los nuevos escenarios económicos y empresariales ya que factores como los antes mencionados están intrínsecamente ligados al progreso social y económico de las organizaciones, y a la permanencia de las mismas en el mercado actual.